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Errores comunes que arruinan tu alberca y cómo evitarlos

Tener una alberca en casa es un lujo que todos disfrutamos, pero también conlleva una gran responsabilidad. Y aunque muchas veces hacemos lo posible por cuidarla, la realidad es que pequeños descuidos o errores en el mantenimiento pueden terminar en problemas caros, molestos y hasta peligrosos.

Lo mejor es aprender de los errores… pero no de los tuyos, sino de los que ya cometieron otros. Aquí te comparto los errores más comunes que arruinan una alberca y, lo más importante, cómo evitarlos para que siempre luzca impecable y lista para usarse.

1. No medir el agua regularmente

Uno de los errores más frecuentes es confiarse y pensar: “El agua se ve limpia, entonces debe estar bien”. Pero lo que no ves es lo que de verdad importa. El pH y el cloro deben revisarse al menos dos veces por semana.

  • Si el pH está bajo: el agua se vuelve corrosiva y daña metales, escaleras y hasta la piel.

  • Si el pH está alto: el cloro pierde efectividad, aparecen algas y el agua se pone turbia.

👉 Solución: compra un kit sencillo de medición. Son baratos, fáciles de usar y te ahorran dolores de cabeza.

2. Dejar el filtro abandonado

El filtro es como el hígado de tu alberca: si no trabaja bien, todo se acumula. Mucha gente cree que con echar químicos ya basta, pero un filtro sucio o saturado hará que el agua siga viéndose opaca.

  • Error común: olvidarse del retrolavado o de cambiar la arena después de varios años.

  • Consecuencia: el equipo se sobrecalienta y se daña, y el agua nunca luce cristalina.

👉 Solución: realiza retrolavados cada semana o cuando notes que la presión baja. Cambia la arena cada 3 a 5 años, y si usas cartucho, límpialo seguido y reemplázalo cuando ya no retenga suciedad.

3. Abusar de los químicos

Muchas veces pensamos que más producto = más limpio. Error. El exceso de cloro puede irritar la piel, decolorar trajes de baño y hasta dañar equipos metálicos. Además, gastarás de más sin necesidad.

  • Error común: vaciar un kilo de cloro al agua “para estar seguros”.

  • Consecuencia: mal olor, irritación y dinero tirado a la basura.

👉 Solución: aplica siempre las dosis correctas y en horarios adecuados (preferentemente de noche, para que el sol no degrade el producto).

4. Ignorar fugas pequeñas

Una gotita constante puede parecer nada, pero con el tiempo se convierte en un problema mayor. Una fuga no solo representa desperdicio de agua, sino que también puede dañar la estructura y provocar hundimientos o grietas.

👉 Solución: revisa periódicamente los niveles de agua. Si notas que baja demasiado rápido y no es por evaporación, haz una inspección detallada o pide apoyo profesional.

5. Vaciar toda la alberca al primer problema

Muchos piensan que cuando el agua se enturbia o se pone verde lo mejor es tirarla y llenarla de nuevo. Eso no solo es un gasto enorme de agua y dinero, también puede ser un daño ecológico.

👉 Solución: la mayoría de los problemas se corrigen con balance químico, limpieza y un buen filtrado. Solo en casos extremos se recomienda vaciar la alberca.

6. Dejar la alberca “descansar” en invierno

El error más común: pensar que porque no se usa en temporada de frío, ya no necesita mantenimiento. El agua estancada se convierte en criadero de algas, mosquitos y bacterias.

👉 Solución: reduce la frecuencia del mantenimiento, pero nunca lo suspendas por completo. Aplica químicos, limpia filtros y cubre la alberca con una lona para protegerla.

7. No dar mantenimiento preventivo a la bomba

La bomba es el corazón de la alberca. Si no se cuida, puede quemarse el motor, lo que implica una reparación costosa.

  • Error común: dejarla trabajar en seco o nunca revisar empaques y sellos.

  • Consecuencia: la bomba se sobrecalienta y se daña.

👉 Solución: programa ciclos de funcionamiento adecuados (unas 4–6 horas al día), revisa empaques y escucha ruidos extraños que puedan alertarte de un problema.

Bonus: No pedir ayuda profesional a tiempo

Muchas personas intentan “ahorrar” haciendo todo ellas mismas, pero cuando un problema se complica terminan gastando el doble en reparaciones mayores.

👉 Consejo: aprende lo básico, pero no dudes en consultar a un experto cuando algo se salga de control. A la larga, es una inversión que vale la pena.

Reflexión final

La mayoría de los problemas graves en una alberca comienzan con un pequeño descuido. No medir el agua, abusar de químicos o dejar pasar una fuga pueden parecer detalles menores, pero con el tiempo se convierten en gastos enormes.

La clave está en la constancia y la prevención: cuidar la alberca un poco cada semana es mucho más barato y sencillo que enfrentar reparaciones mayores.

👉 ¿Quieres olvidarte de estos errores y disfrutar tu alberca sin preocupaciones? Contáctanos y te ayudamos a mantenerla en perfectas condiciones todo el año.